El pasado día 20 de febrero tuvimos la gran suerte de recibir al matador de toros Pepín Liria. Torero carismático donde los haya y recordado eternamente por el aficionado por sus grandes gestas con ganaderías duras en las ferias más importantes. Madrid y Pamplona son sus plazas, sin olvidarnos de los grandes triunfos de Sevilla.

En una familia sin antecedentes taurinos, los comienzos no fueron fáciles para él. No acababa de despuntar en las escuelas taurinas cuando decide abandonar Murcia y poner rumbo a tierras sevillanas. Allí conoce al maestro Espartaco significando éste un pilar en su carrera. Pepín resaltaba la importancia de tener un matador veterano en los comienzos es fundamental y que a él le sirvió para tomar las decisiones trascendentales que marcaron su vida. El maestro Espartaco no quiso perderse el evento y le envió un cariñoso mensaje en forma de video a su amigo.

Pepin Liria Illescas

Su etapa de novillero le significaría el hecho de tener que pagar por torear. Él sabía que no podía seguir mucho tiempo así y que debía jugársela en Madrid, necesitaba triunfar allí. Quizá con eso, podría cambiar el destino. Lo consiguió y con ello llegó la tan ansiada alternativa.

Los inicios como matador tampoco fueron nada fáciles. Las cosas no terminaban de rodar y las grandes ferias se resistían. Sabía que debía dar de nuevo un golpe en Madrid. Así fue cuando en la Feria de San Isidro del año 1994 conseguía triunfar en 2 tardes consecutivas.

¿Un espejo en el que fijarse? Manzanares Padre. Un brillo especial se podía ver en sus ojos cuando hablaba de su ídolo.

Pepin Liria Illescas

A partir de ese momento, las intensas temporadas se sucedieron, realizando el paseíllo en muchas ellas hasta en más de 80 ocasiones. Las muy duras cogidas no minaban su ánimo y en él persistía el sueño de llegar a ser la máxima figura del momento. Luchó y luchó consiguiendo éxitos por toda la geografía española y francesa.

Insistió en lo difícil que es ‘resistir’ en el mundo del toro. De joven, el matador no entendía las injusticias que existían en el mundo del toro. Salía triunfador de una feria y volvía a ofrecérsele el mismo cartel o incluso aún peor, no había hueco para él al año siguiente. Con el tiempo, entendió que había unas reglas del juego, asumía que no tenía las mejores cartas en su mano, pero estaba seguro de que si sabía jugarlas, tendría el éxito asegurado. Afirmó con rotundidad: el sistema existe y te lleva al límite.

El año 2007 marcaría su carrera como torero. Una fea cogida en la cara, una corrida en Madrid en la que sintió que las cosas no iban para delante y otra fuerte cogida por un toro del Pilar en Murcia fueron suficiente para él. En ese momento, pese a estar en un momento de forma tremendo, percibió esos hechos como señales que le indicaban que debía poner fin a su carrera. Por ello, Pepin Liria anunció que 2008 iba a ser el año de su despedida de los ruedos.

El ’León de Cehegín’ como es comúnmente conocido tenía en su mente cerrar su carrera profesional triunfando en todas y cada una de las plazas en las que iba a realizar su último paseíllo. Sentía que les debía tanto y había sido tan inmensamente feliz allí, que estaba dispuesto a jugarse la vida una tarde más. Así fue y nadie olvida aquella faena al toro de D. Victorino Martín en su despedida del aficionado maestrante. Esa faena no fue ni más ni menos que la definición de lo que es honrar su profesión, es ser Pepín Liria.

En sus comienzos, él siente que su tierra le apoyó mucho. Y por eso, aún se siente en deuda con Murcia. Esto explica su reaparición en 2018, coincidiendo con sus bodas de plata, ni más ni menos que 25 años de alternativa. Tras el desgraciado terremoto de Lorca, Pepín siente la profunda necesidad de reaparecer y devolver, en la medida de lo posible, todo lo que le dieron. De esa manera, trenzó el paseíllo en unas pocas ocasiones queriendo recordar su aparición y salida por la puerta grande en el coso Illescano. 

El maestro dejó numerosas lecciones y consejos para los allí presentes. La vida viene marcada por las decisiones tomadas a lo largo de ella. La breve carrera taurina aún más. Pepín insistió en que todo lo que consiguió fue gracias a esas decisiones que tomó y a todas y cada una de las cosas buenas y malas que le pasaron. Eso forjó su carácter e hicieron de él una gran figura del toreo.

De igual manera, el maestro defendió el poder que tiene la tauromaquia en la sociedad. Cuenta la anécdota de que cuando se reúne con amigos de diversa índole, siempre se acaba hablando de toros. Los sentimientos que genera nuestra afición en los que sentimos el toreo hace que sea único. No podemos dejar escapar nuestra afición pues es única en el mundo.

Gracias torero por aceptar la invitación y darnos el placer de poder disfrutar de su persona. Gracias Pepin Liria por acercarte al aficionado.

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